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Cumbre del Clima: Sólo un primer gran paso con futuro apun incierto

Debate.Héctor Zajac

El acuerdo de la COP15 es histórico. La diferencia con otros tratados, además del consenso unánime, es que cambia la libertad de contaminación de los países en desarrollo por una agenda realista que los compromete a cumplir con un techo de calentamiento bien por debajo de 2 grados C. El interrogante es su “bajada al llano”. Las estrategias para llevarlo a cabo, así como los modos de seguimiento de lo pactado, ponderan escenarios demasiado optimistas. 

Kyoto sentó la responsabilidad desigual por las emisiones, generadas por el enorme consumo de los países desarrollados, y de una distribución de costos concordante. Pero para los países en desarrollo que reemplazan el término cambio climático por “justicia climática”, la responsabilidad además de desigual es combinada. La razón de que Argentina, como el resto de ellos, tenga una baja huella de carbono, o deuda ambiental externa, es la misma que la de su alta deuda ambiental interna y socialmente selectiva. Su consumo dista de niveles primermundistas. Economías extra-pampeanas olvidadas por el modelo expulsan hacia trampas ambientales de suelos de mala calidad, y de la urbanización informal, que sin servicios básicos, condena al ambiente sucio de zonas bajas, sin cloacas ni agua potable, en cuencas de ríos contaminados por subsidiarias de países desarrollados. Los que, predando en el hambre de capitales, exportan producción con tecnología sucia y hacen un uso diferenciado del ambiente y la fuerza de trabajo, según sean la casa o la visita.“Oportunidades”, junto con destrucción ambiental y precariedad laboral.

El cambio climático no es un evento espasmódico o repentino. Se abre paso lenta pero inexorablemente con inundaciones en las zonas bajas y sequías que siempre padecen primero quienes más carecen. Tomado a tiempo, sin embargo, permite generar mecanismos para adaptarse a sus consecuencias, aun cuando impliquen serios costos para la economía. La cuestión no es la de una naturaleza catastrófica, sino cuán preparada está la sociedad para adaptarse al riesgo que le plantea la creciente incertidumbre del ambiente, acelerada por países ricos, que internalizan los pobres. En el círculo vicioso del Tercer Mundo, millones son desplazados por recetas de organismos financieros que, ajenos a todo criterio de sustentabilidad, exigen pagos de intereses de deuda cuyo cumplimiento dispara la actividad agrícola muy por encima de la capacidad de carga de los suelos, generando deforestación y desertificación. Un cambio climático inducido que potencia conflictos por el agua y los recursos, y empuja refugiados hacia una UE golpeada por su propia crisis, y que advierte que la solución está en el origen. Nuestro país participa además de las objeciones de China y la India. 

¿Por qué renunciar a los combustibles fósiles que fueron condición de posibilidad del desarrollo y de la huella alta de países ricos que hoy exigen reducciones? El descenso en el precio del crudo convencional orada el margen competitivo de la versión shale de mayor costo de producción y enorme impacto ambiental. Debe calibrarse con el peso para una economía que atada al crudo importa 5000 millones de dólares anuales. Acaso la clave esté en un ritmo progresivo de desvinculación, mientras se recupera nuestra matriz tradicional de fuerte impronta hidroeléctrica, se expande la nuclear y se aprovechan avances en la eficiencia de la eólica. París es sólo un primer gran paso con un futuro aún incierto. Que sea vinculante más allá de la tinta dependerá de que se honre la palabra con el bolsillo. El Primer Mundo deberá correr con la factura de la onerosa transición de las matrices productivas y energéticas de países periféricos, en línea con el target propuesto. Combatir el paradigma de relación ambigua de sus empresas con el ambiente físico y social de naciones, que deberán impulsar diseños creativos y sustentables desde sus singularidades, que cooperen con la naturaleza mientras combaten la pobreza. Convertir al medio y a la sociedad en cordero del sacrificio del crecimiento nos aleja del desarrollo, acarreando enormes costos a futuro para el planeta. 

Héctor Zajac, Geógrafo, UBA

Clarín
Domingo 20 de Diciembre de 2015

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