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Agrocombustibles y Desarrollo Sostenible en América Latina y en el Caribe. Parte 6
Fecha de Publicación: 27/9/2007 |
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Lecciones para la evaluación, las políticas
ambientales y la acción ciudadana
Es necesario abordar la problemática de los agrocombustibles
en varios frentes. Por un lado es
indispensable aplicar una serie de instrumentos
más rigurosos para evaluar esos combustibles y
sus implicaciones socioambientales. También son
necesarios cambios en la construcción de políticas
ambientales y su articulación con las estrategias
de desarrollo para asegurar que la dimensión ambiental
no desaparezca ni quede en un segundo
plano. Finalmente, es importante explorar varias líneas de acción ciudadana. Estos aspectos son
analizados en mas detalle en la presente sección.
Es importante avanzar en todos esos frentes, ya
que existe un vigoroso empuje a favor de los agrocombustibles.
Si los emprendimientos de producción
y exportación se concretan, estos combustibles
moverán enormes cantidades de dinero, y por
lo tanto se revestirán con la imagen de un exitoso
producto de exportación. En ese contexto, las advertencias
y cuestionamientos seguramente serán
minimizados, y en muchos casos serán atacados
bajo el supuesto que implican “detener” o “retrasar”
el crecimiento económico.
Incorporación de los aspectos ambientales
Son necesarios estudios específicos para evaluar
los aspectos ambientales en la producción y uso
de agrocombustibles. Esto incluye evaluaciones de
impacto ambiental (EIA) de los monocultivos,
incorporando sus aspectos territoriales. En la mayoría
de los países no se realizan EIAs prediales,
ni tampoco sobre los impactos acumulados. Es
importante realizar esos estudios, e incorporar ese
requisito en los marcos normativos nacionales.
También son necesarios análisis de ciclo de vida
(ACVs), que consideren todos los efectos, desde el
inicio en los cultivos al uso final, cuando se quema
el combustible por ejemplo en un automóvil.
Es importante pasar de las EIAs clásicas, aplicadas
a proyectos puntuales, a “evaluaciones ambientales
estratégicas” (EAEs), que se deben aplicar a las
políticas, los planes y programas de gestión relacionados
con los agrocombustibles (véase por
ejemplo Jones y colab., 2005). La utilidad de las
EAS radica en atributos como su amplia perspectiva
de análisis, su enfoque multidiciplinario y la
incorporación del ordenamiento territorial.
Por otro lado, se deben redoblar los esfuerzos para
aplicar la normativa ambiental actualmente vigente.
Por ejemplo, existe mucha evidencia sobre los
problemas de fiscalización de la protección de
bosques sobre los que avanza la caña de azúcar,
pero a pesar de la denuncias esos problemas se
han vuelto endémicos. Es más, en el reporte de
Rothkopf (2007) para el BID se alerta acerca de
todas las dificultades control y fiscalización del
Ministerio del Medio Ambiente de Brasil, pero no se proponen medidas concretas de fortalecimiento.
A pesar de esto, las acciones van en sentido
contrario: en Brasil, se destinan fondos federales
para promover el procesamiento de agrocombustibles,
pero no para impedir sus efectos negativos.
Una situación similar ocurre en otros países, donde
también se están usando fondos gubernamentales
y exoneraciones para apoyar este tipo de
producción. Estos hechos dejan en claro que el
argumento de la falta de dineros públicos para la
gestión ambiental es muy endeble.
Metas sociales y manejo de conflictos
Desde el punto de vista del desarrollo sostenible
no se pueden dejar de lado los aspectos sociales.
Por lo tanto, la ponderación de los beneficios y
perjuicios deben incluir los niveles de generación
(o pérdida) de empleo, las condiciones de trabajo,
y sus efectos en las condiciones de vida de las
familias rurales. Es necesario reconocer que no
existen relaciones directas entre la exportación de un producto y la generación de empleo o erradicación
de la pobreza, y que siempre son indispensables
regulaciones y eventualmente intervenciones
para poder asegurar alcanzar las metas sociales.
Por razones de este tipo es indispensable aplicar
los correspondientes convenios de la OIT sobre
condiciones de trabajo adecuadas, reformar y
fortalecer la normativa laboral donde sea necesario,
y eliminar el trabajo esclavo.
Es posible que muchos de los instrumentos necesarios
para asegurar metas sociales de empleo y
reducción de la pobreza requieran de fondos públicos.
Sin duda el muy bajo costo laboral, en especial
en la caña de azúcar, es un factor importante
en el reducido costo de producción del bioetanol
de Brasil, lo que lo hace competitivo económicamente
frente a los precios en EE.UU. y la Unión
Europea. Pero esa competitividad es espuria, y
depende tanto de externalizar costos sociales como
ambientales. Por lo tanto, en este caso, así como
en los aspectos ambientales, se deben incorporar
instrumentos económicos para atender metas
sociales y ambientales, que en algunos casos podrán
apelar a fondos estatales, pero donde tampoco
se puede desechar la aplicación de tasas o cánones
sobre la exportación de agrocombustibles.
También es necesario advertir que se debe enfrentar
los conflictos sociales rurales desde otras posturas,
apostando al diálogo y la incorporación de
los actores que se sienten desplazados. Las soluciones
que se vislumbran en el caso de los agrocombustibles,
tales como “incorporar” a los actores
rurales a las cadenas productivas (convirtiéndolo
en un obrero en una planta agroindustrial), o “generar mercados” de venta de cultivos para
combustibles, ya se han ensayado frente a otros
problemas, y no han tenido buenos resultados.
Resulta indispensable la participación ciudadana
dado los efectos actuales y potenciales de los
agrocombustibles. Esta presencia es necesaria para
construir estrategias de desarrollo efectivamente
orientadas hacia el desarrollo rural, la reducción
de la pobreza y la calidad ambiental. Pero aún
para aquellos que no creen en esa presencia, o
desconfían de ellas, la actual marcha de cultivos
de escala orientados a una agroindustria energética
terminará desencadenando y acentuando los
conflictos sociales rurales en muchos sitios. La
mejor manera de manejar esos conflictos es evitar
su estallido, e integrar a las comunidades rurales a
los procesos de discusión y decisión.
La necesidad de una economía ecológica
Los análisis de costo/beneficio y las evaluaciones
de competitividad aplicadas a los agrocombustibles
son tradicionales y en muchos casos anticuados.
En casi todos ellos no se incorpora los aspectos
sociales y ambientales, y en muchos casos
tampoco se consideran adecuadamente los tradeoffs
frente a otras cadenas productivas (por ejemplo
el desplazamiento de otros sectores agroalimentarios).
Un caso ilustrativo es el documento de CEPAL
preparado por Coviello (2006) donde se reclaman
análisis costo-beneficio que incorporen aspectos
sociales y ambientales, pero se ponen como ejemplos únicamente los efectos en la emisión de gases
invernadero. Este es un problema recurrente en
los estudios sobre agrocombustibles, donde se
menciona su relevancia ambiental, pero usualmente
solo se avanza en señalar sus beneficios
para enfrentar el cambio climático y se olvidan los
impactos ambientales de los cultivos.
Cuadro 2 Resumen de instrumentos destacados para la evaluación y acción Instrumentos de evaluación • Aplicar Evaluaciones de Impacto Ambiental en los predios destinados a agrocombustibles. • Realizar EIA acumuladas con una perspectiva territorial. • Realizar Análisis de Ciclo de Vida. • Aplicar Evaluaciones Ambientales Estratégicas • Evaluación del balance en la generación de empleos • Aplicación de análisis multicriterio Acciones de control y fiscalización • Efectiva aplicación de las normas ambientales vigentes • Aplicación de las normas labores asegurando condiciones de trabajo adecuadas Instrumentos de gestión • Aplicación de instrumentos económicos para la compensación y asistencia a los desplazados y afectados por los agrocombustibles • Aplicación de instrumentos económicos para restauración y rehabilitación ambiental • Requisitos de performance ambiental y social en el otorgamiento de créditos • Mecanismos adecuados y efectivos para el acceso a la información • Procesos de participación ciudadana a lo largo de las evaluaciones, la toma de decisiones y en la aplicación de denuncias • Certificaciones para prácticas que promueven la inclusión social y reducción de impactos |
Por lo tanto es necesario modernizar y actualizar
las evaluaciones económicas de manera que permitan
internalizar los costos ambientales y sociales.
Los supuestos beneficios económicos de esta
cadena productiva deben ser corregidos restando
los costos de los impactos sociales y ambientales.
Criterios, regulaciones y metas
Algunas medidas que apunten a la inclusión social
y la reducción de los impactos ambientales se
pueden comenzar a aplicar. El gobierno de Brasil
ofrece un buen ejemplo de reacción frente a alguna
de estas amenazas, y por ello ha propuesto el“Sello Combustible Social”. Se trata de una certificación
concedida por el Ministerio de Desarrollo
Agrario a los productores de biodiesel que promuevan
la inclusión social y el desarrollo regional
por medio de la generación de empleo y renta
para los agricultores familiares. Por medio de esta
certificación el productor de biodiesel tiene acceso
a créditos especiales, mejores condiciones de financiamiento
en los bancos y reducción de impuestos.
Para obtener el sello los productores deben
cumplir ciertas condiciones: comprar materia
prima de la agricultura familiar, hacer contratos
que aseguren plazos, precios y condiciones, garantías
de la participación de los agricultores en la
discusión de esas condiciones, capacitación y asistencia
para los agricultores familiares, entre otros.
Sin embargo esta certificación no alcanza a los
trabajadores rurales ocupados en las grandes
haciendas.
Asimismo es necesario incluir criterios de evaluación
ambiental y social en las líneas de financiamiento
de los agrocombustibles. El BID es un gran
promotor, y si bien en el reciente reporte que
Rophkopf (2007) preparó para esa institución, se
reconoce algunos impactos ambientales, no se
generan instrumentos específicos aplicables al
financiamiento. En otras palabras, un proyecto
con mejores metas sociales y ambientales no recibe
un tratamiento financiero privilegiado, como
tampoco se desaconseja otorgar préstamos a emprendimientos
de alto impacto ambiental. Hasta
ahora todo parece indicar que el banco aplicará
sus medidas convencionales de análisis sociales y ambientales, con todas las limitaciones que sobre
ellas se han hecho en los últimos años.
Finalmente, CEPAL y FAO (2007) invitan a los
países de la región a discutir un “Código de Conducta
Voluntario de la producción y utilización de
la bioenergía”. Es una tarea inicialmente necesaria,
que requiere de más precisiones conceptuales
pero que debe ser abordada, y ampliar la convocatoria
a otros actores de la sociedad civil.
Agrocombustibles y las políticas para el
desarrollo sostenible
Los agrocombustibles poseen ventajas indudables
por la emisión cero de gases con efecto invernadero.
Pero detrás de ese publicitado aspecto se encuentran
diversos aspectos controversiales, sobre
los cuales todavía no existe información concluyente,
tales como el real balance energético y su
performance en motores de combustión. Otros
problemas son mucho más claros, y están referidos
a los impactos sociales, económicos y ambientales
de los monocultivos de escala que son necesarios
para lograr ese tipo de combustibles. Estos
constituyen las cuestiones claves para el caso de
América Latina.
En efecto, el problema mayor es que los actuales
planes sobre agrocombustibles se basan en monocultivos
de escala destinados en especial a la exportación.
Podría argumentarse que este tipo de
combustibles son necesarios para el consumo interno
en cada país, pero toda la evidencia indica
que los factores de promoción actual dependen
especialmente de las exportaciones hacia los países
industrializados. Por lo tanto, nos encontramos
con la repetición de la clásica estrategia de
extracción de recursos naturales para nutrir las
demandas de los países industrializados.
Las justificaciones actuales son muy difusas, y se
apela a promesas como las posibles ganancias por
exportaciones, y su contribución al crecimiento
económico. A partir de esa expansión económica
se podrían atacar urgencias como la pobreza rural.
Esta línea de razonamiento en la actualidad está
muy desprestigiada, y en muchos casos es insostenible.
Existen diversos ejemplos de altos niveles
de expansión de las exportaciones, que sin embargo
generan un efecto de arrastre del crecimiento
del PBI mucho menor, y cuya efectividad en reducir
la pobreza ha sido muy pequeña o insignificante.
Pero además el propio sector petrolero es
ejemplo de esa problemática, con naciones ricas en
hidrocarburos, altos niveles de exportación, y sin
embargo sus niveles de desarrollo humano son
bajos y siguen enfrentando serios problemas de
pobreza.
La actual generación de agrocombustibles destinados
a la exportación es una estrategia inssustentable.
Sus efectos negativos potenciales y los que
ya se observan en la actualidad, superan con creces
a sus beneficios.
Para abordar de manera adecuada la cuestión de
combustibles basados en cultivos agrícolas es necesario
atender varias dimensiones. No es posible
abordarlos solamente como una estrategia energética
o un nuevo rubro exportador. Las implicaciones
para el desarrollo agropecuario, las condiciones
sociales y ambientales de cada nación, son
enormes, y por lo tanto esos aspectos deben ser
tenidos en cuenta.
Pero hasta ahora han prevalecidos análisis sectoriales,
desde compartimientos estancos ensimismados
en las preocupaciones económicas y comerciales.
Ese reduccionismo se ha roto, en parte,
por el debate sobre los posibles conflictos con la
obtención de alimentos, pero otros temas, como
los impactos ambientales, todavía no reciben la
atención que merecen. En ese sentido, la FAO
acierta cuando advierte que las “políticas en biocombustibles
no pueden ser manejadas satisfactoriamente
por fuera de los marcos de políticas y
regulación general del sector agrícola, y no pueden
ser abordadas por fuera de la agricultura”
(CA FAO, 2007).
Por lo tanto los análisis sobre los agrocombustibles
deben ser abarcadores, y siempre deben incorporar
aspectos claves del desarrollo rural, las
estrategias de producción agroalimentaria y los
efectos sobre el ambiente. Desde la mirada del
desarrollo sostenible las metas son muy claras:
lograr una buena calidad de vida en las familias
rurales, erradicar la subnutrición, y asegurar altos
niveles de calidad ambiental.
Esto requiere evaluaciones transversales de mayor
amplitud para comprender mejor los efectos y
riesgos en juego, y un conjunto de acciones que
permitan compensar y equilibrar los posibles impactos.
Pero también será necesario otro protagonismo
estatal, renovado y enérgico, para asegurar acciones
que sirvan a esas metas. Esto no pasa simplemente
por contar con empresas públicas para el
sector energía, sino en actuar dentro de la dinámica
agrícola y energética, para salir de los reduccionismos
que impone la marcha autónoma del
mercado. El caso es particularmente urgente para
el desarrollo rural, ya que ha sido una materia
prácticamente olvidada en los debates sobre el
desarrollo y en la gestión estatal.
La presencia de los agrocombustibles no invalida
la necesidad de potenciar estrategias agropecuarias
alternativas. No debe caerse en la ingenuidad
que esos cultivos para energía resolverán los problemas
rurales, y por lo tanto se deben seguir
apoyando las experiencias en policultivos, procedimientos
de bajo impacto y prácticas orgánicas.
En especial se deben explorar mecanismos intermedios
donde se puedan utilizar subproductos
propios de prácticas diversificadas y en manos de
pequeños y medianos agricultores.
La problemática de los agrocombustibles vuelve a
poner sobre el tapete la necesidad de evitar enfoques
sectoriales y reduccionistas. Una vez más
queda en claro la persistente importancia de los
enfoques basados en el desarrollo sostenible, por
sus capacidades en trascender las miradas reduccionistas
para pasar a enfoques abarcadores, sin
olvidar las metas de calidad de vida y calidad
ambiental.
INFORMACIONES ADICIONALES CLAES
Mantiene un sitio en Internet con informaciones seleccionadas y documentos sobre agrocombustibles. El sitio está disponible en: www.agrocombustibles.org El centro también mantiene un grupo de intercambio de información y noticias por medio del correo-e. La inscripción es gratuita y se puede realizar directamente desde el sitio web www.agrocombustibles.org
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Por: Gerardo Honty
Eduardo Gudynas
Los autores son investigadoresen el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES).
Honty se especializa en temas de energía y cambio climático;
Gudynas aborda la temática de la sustentabilidad y el desarrollo rural.