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La problemática de los agroquímicos y sus envases, su incidencia en la salud de los trabajadores, la población expuesta y el ambiente. 23 - Provincia de Santa Fe Sur. Parte 2

Fecha de Publicación: 26/1/2010

ESTUDIO COLABORATIVO MULTICÉNTRICO

Zona 2: Localidad de San Vicente

La realidad en la zona de San Vicente es totalmente distinta a la detectada en el Cinturón. En primer lugar el trabajador golondrina es inexistente y todas las tareas de campo es realizado en régimen de mediería (88,33%) ajustado al sistema legal laboralvigente, el 11,67% restante es trabajado por los propietarios. Los trabajadores son personas de sexo masculino con edades de 25 a 44 años (93,4%), de 45 a 64 (3,3%) y de 65 ó mas el 3,3% restante. El nivel de instrucción de los entrevistados es alto ya que el 3,33% tiene primario completo, el 93,33% secundario completo y 1,67% nivel terciario (Gráf. 1).

De las EAP muestrales relevadas el área productiva muestral se distribuye en los tamaños de 5,00 a 10,00 ha (3,2%); de 20,1 a 50,00 ha (22,2%); de 50,1 a 100,0 (19,0%); de 100,1 a 500,0 (50,8%) y de 500,1 a más (3,2%) (Gráf.2).

A su vez el 7,14% cultiva soja; el 58,93% cultiva soja y trigo; el 26,79% rota soja, trigo y maíz; y por último el 7,14% cultiva soja, trigo y otros (sorgo, alfalfa y girasol) (Gráf. 3). Es interesante aclarar que la producción de alfalfa y sorgo es para abastecer la ganadería local y que un solo productor no trabaja con soja.

El mayor porcentaje de inversión en fitosanitarios es ocupado por los biocidas (56,76%) y los coadyuvantes (43,24%), representados el 52,99% por adherentes y el 42,74% por surfactantes (Gráf. 4).

A diferencia de lo observado en el Cinturón, no hay gran diversidad de plaguicidas, una de las razones es que la mayoría de los EAP son atendidas por las 2 empresas de aplicación residentes en el pueblo; la otra es que se practica básicamente el mismo tipo de cultivo y, por último ante la repregunta de si no usaban otras sustancias como fungicidas o abonos, los encargados de aplicarlos dijeron de manera taxativa que no, opinión que fue avalada por los propietarios que se encontraban en el momento de realizada la encuesta.

Los plaguicidas más usados, según el principio activo y a la acción que ejercen (Gráf. 5) son herbicida glifosato 40,82%, insecticida-acaricida endosulfan 48,30%, insecticidas cipermetrina 10,20% y lambdacialotrina 0,68%

Expresados en porcentaje y según la toxicidad que presentan pertenecen a la Categoría I Extremadamente Tóxico (48,98%): endosulfan; Categoría II Moderadamente Tóxico (10,20%): lambdacialotrina; y Categoría IV Probablemente Sin Riesgo Toxicológico (40,82%): glifosato (Gráf.6).

De los plaguicidas utilizados reviste particular importancia el endosulfan ya que según la clasificación toxicológica pertenece al grupo Ib y está restringido su uso tanto en América (Canadá, Dominica y Venezuela) como en Europa (Dinamarca, Noruega, Holanda, Finlandia, y Yugoslavia); y prohibido en Belice, Colombia, Singapur, Filipinas y en Suecia desde el año 1995. Cabe aclarar que en Chile está solicitada su prohibición con el argumento ser una sustancia probadamente cancerígena y posible disruptor endócrino, teratógeno y mutágeno.

Los fitosanitarios se adquieren en la Cooperativa de San Vicente (63,79%), en la Cooperativa y/o local de venta autorizado (22,41%) y a un ingeniero agrónomo autorizado particular (13,79%), siempre en envases originales sellados (bidones de 20 litros y bolsas de 50 Kg)

La manipulación, preparación y aplicación de agroquímicos, en mosquito o avión, es realizada por 2 empresas locales –que a su vez son productores– (83,34%), por 3 aplicadores independientes (13,33%) y el 3,33% de los productores realiza el trabajo en sus campos con maquinaria propia. Las soluciones de plaguicidas no se trasvasan; si hay sobrante lo tiran en las cabeceras o repasan el cultivo.

Con respecto a la protección durante la aplicación y limpieza del mosquito, sólo el 3,33% no se protege y es el porcentaje correspondiente a los productores que realizan el trabajo con equipo propio. Las empresas de aplicación y algunos aplicadores independientes utilizan protección adecuada (88,34%), en tanto que otro grupo de aplicadores independientes sólo usa guantes y máscara como protección (8,33%) (Gráf. 7).

No obstante se aclara que las maquinarias adquiridas por una de las empresas son muy modernas y tienen cabina aislante, por lo que no tienen mayor exigencia con los empleados a cargo de la aplicación con respecto a este tema.

El lavado de los envases es inadecuado en el 31,67% (1,67% y 30% conoce y no conoce el nombre de la técnica respectivamente) porque sólo llenan el envase con agua limpia una o dos veces, pero todos contestaron que vuelcan el líquido en la máquina fumigadora; del 68,33% que aplica correctamente la técnica del triple lavado (61,67% conoce el nombre y 6,67% no la conoce. (Gráf. 8)

Todos los envases vacíos son acumulados a campo y el 5% se quema a cielo abierto sin tratamiento previo, el 1,67% son quemados o enterrados con tratamiento previo mientras que del 93,33% algunos son vendidos y la mayor proporción entregados para reciclaje por lo que no reutilizan los envases (Fig. 9).

IV. Conclusiones

En el Cinturón Hortícola los tópicos indagados durante el desarrollo de la encuesta pusieron de manifiesto diversas problemáticas e inquietudes, por ejemplo la modalidad de contratación de la mano de obra y márgenes de comercialización de los productos en el mercado, graves dificultades económicas para la adquisición de los productos químicos originales sellados y para la compra y mantenimiento de los equipos de aplicación, falta de conciencia y conocimiento ecológico, pautas culturales fuertemente arraigadas tales como la práctica del trasvasamiento y el provocar vómito o ingerir leche, que ejercen una influencia negativa desde el punto de vista del cuidado de la salud, entre otras.

El contacto establecido con la EEINTA Ángel Gallardo y la Sociedad Cooperativa de Quinteros de Santa Fe permite disponer de ambas instituciones para capacitación futura de los horticultores.

En la zona de San Vicente se plantean dos ejes problemáticos, uno está relacionado con los efectos sobre la salud y el escaso conocimiento de las medidas preventivas.

El otro está centrado en el tema de venta y reciclado de los envases utilizados. No se logró tomar contacto con las personas involucradas en esta tarea, sólo se pudo saber que los envases son retirados del predio y posteriormente molidos para fabricar planteras o postes para alambrado.

A este respecto la sede comunal está disponible como lugar de encuentro futuro para el asesoramiento de los productores, enfatizando la posibilidad de utilizar también el medio radial local para la promoción y fomento del tema.

La provincia cuenta con la Ley de Productos Fitosanitarios Nº 11273/97 y modificada según Ley 11354/97 con el “…objetivo de proteger la salud humana, los recursos naturales y producción agrícola a través de la correcta y racional utilización de producacumula tos fitosanitarios, como así también evitar la contaminación de los alimentos y del medio ambiente, promoviendo su correcto uso mediante la educación e información planificada. Quedando sujetos a las disposiciones de esta Ley y sus normas reglamentarias la elaboración, formulación, transporte, almacenamiento, distribución, fraccionamiento, expendio, aplicación y destrucción de envases de productos fitosanitarios cuyo empleo, manipulación y/o tenencia a cualquier título comprometa la calidad de vida de la población y/o el medio ambiente”.

Según la información obtenida no está reglamentado aún lo referente a destrucción de los envases.

Con respecto a los otros aspectos contemplados por la ley puede decirse que hay un cumplimiento laxo por parte de los actores involucrados (proveedores, productores y control de policía de estado). No se pudo constatar la tenencia de receta agronómica de parte de los productores entrevistados y sólo se cuenta con la palabra de los representantes de las empresas de aplicación –quienes afirman que confeccionan la misma– ya que hubo gran reticencia a mostrarla cuando les fue solicitado. En este trabajo no se pudo establecer la correlación entre la sintomatología y la población afectada porque no fue suficiente el tiempo estipulado para la realización del trabajo de beca y por agotamiento de los recursos económicos.

Ante la consulta con el Director del Centro Neurotoxicológico se pudo constatar que la información requerida no existe o está dispersa como así también no hay suficientes profesionales capacitados para relevar este tipo de dato, que se refleja en una alto subregistro y subnotificación.


V. Recomendaciones

En el Cinturón Hortícola la visión de la realidad y expectativas de los productores es tremendamente desalentadora.

Desde el punto de vista económico hay imperiosa necesidad de realizar un análisis de indicadores de la rentabilidad para dar posible solución a la relación desajustada entre el precio de los tóxicos y el de las hortalizas producidas.

Desde lo ambiental es necesario enfatizar la importancia del conocimiento general de los productos aplicados y su principio activo; la puesta en práctica de las normas de prevención de accidentes por manipulación incorrecta tanto en la preparación como durante la aplicación.

En el aspecto laboral cobra importancia la capacitación en el empleo de los agroquímicos; en la lectura e interpretación de la información que brinda el marbete; en la adquisición de criterios para determinar las dosis a aplicar como también las mezclas a realizar; en la utilización y mantenimiento de la vestimenta y el equipo protector; en la importancia de la higiene personal y de la ropa luego de la aplicación; en la importancia de respetar el tiempo de reingreso y de carencia.

Con respecto a la salud y se hace extensivo a la localidad de San Vicente, es necesario afianzar los conocimientos toxicológicos para facilitar la percepción temprana de anormalidades psíquicas o físicas después de la aplicación; las prácticas de primeros auxilios ante malestares corporales; la concurrencia metódica a los centros de salud; la práctica de las normas de prevención, por sólo nombrar algunas. Se debe hacer un seguimiento epidemiológico de esta población en alto riesgo, labor que no implica mayor demanda de recursos económicos pero sí de tiempo para educarla y lograr cambios
de conducta que impacten en la cultura de trabajo y el cuidado de la salud. El énfasis debe estar también puesto en los equipos de salud públicos y privados para entrenarlos en la detección temprana, manejo y prevención de posibles intoxicaciones como así también en la importancia de la notificación y registro de las mismas.

Desde el punto de vista legal, es prioritaria la reglamentación para la designación del lugar de destino final de los remanentes; la designación del tipo de material, color y forma específicos de los envases de plaguicidas distinguiéndolos totalmente de los de alimentos; la clara mención en el propio envase y no sólo en la etiqueta, de los componentes con los que está hecho y el grado de toxicidad que representa por sí mismo independientemente del contenido; con respecto al seguimiento y control del ciclo de vida del envase, el fabricante del plaguicida debe ser el responsable del envase.

Deben incorporarse a la Ley de Notificación Obligatoria Nº 15465 los casos de intoxicaciones registrados.

Como un ítem particular se recomienda abrir líneas de investigación que contemplen nuevas tecnologías de protección más confortables al igual que efectivas, y desde el campo educacional, generar pautas para el logro de cambios de comportamiento en los trabajadores agrícolas.

A la luz de la magnitud real del problema es prioritario entonces brindar a la población conocimiento acerca de los daños producidos por los agroquímicos, y capacitarla acerca las medidas de detección y prevención de intoxicaciones agudas y crónicas.


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Fuente: http://www.ambiente.gov.ar