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04. Pautas y pasos para el diseño del feedlot. Parte1

Fecha de Publicación: 10/11/2011

Pautas y pasos para el diseño del feedlot


3.3.1.1. Corrales
3.3.1.1.1. Corrales de alimentación

1. Tamaño
Los corrales de feedlot a cielo abierto, donde los animales pasan todo su tiempo y son alimentados, se construyen sobre piso de tierra compactado y deberían permitir un espacio mínimo de 15 a 20 m2 por animal para que el confinamiento no los incomode. Superficies mayores no generarían inconvenientes (hasta 40 m2), sin embargo corrales muy grandes exponen a un mayor movimiento y también al desperdicio de superficies. Deberían planearse para tamaños de lotes no mayores de 250 animales livianos (novillitos o vaquillonas) y no más de 200 novillos grandes en terminación (NSW Agriculture, 1998; Sweeten, 2000).

2. Disposición
La disposición de los corrales en la geografía del terreno constituye el primer paso en el diseño. Se debería considerar primero las posibilidades de drenaje desde cada corral y la colección de efluentes en una vía de drenaje común hacia una laguna de decantación y laguna de almacenamiento de efluentes. Luego se procederá al diseño espacial de los corrales.
Se sugiere que los corrales sean de 60 m de frente por 50 o 60 de fondo, con una capacidad para 200 a 250 animales. Los 60 m de frente permiten ubicar el comedero en ese frente contando con 30 cm de espacio de comedero por animal para un número de 200 animales. Ese diseño rectangular o cuadrado de los corrales no es sin embargo una condición excluyente de otros diseños ajustados a la topografía, pudiendo los corrales tomar formas diversas adecuados a la pendientes siempre que se respete el espacio mínimo necesario de comedero por animal confinado (NSW Agriculture, 1998; Sweeten, 2000).

3. Piso y pendientes
El relevamiento de las pendientes en el área del feedlot constituye el primer paso en la elección del sitio para la ubicación de los corrales. Es conveniente que el piso sea lo más compactado posible y tenga pendiente general (2 a 4 %) en el sentido opuesto a la ubicación del comedero para que el agua de lluvia y excrementos líquidos tenga una salida rápida del corral. Ello evitará el encharcamiento y anegamiento. Debe particularmente protegerse el área próxima al comedero incrementando incluso la pendiente en ese sector si existe el riesgo de lluvias frecuentes o de alta intensidad. Pendientes inferiores al 2% exigen de alomados en los corrales y remodelado del terreno para dirigir escurrimientos.
Pendientes superiores al 4% pueden exponer al escurrimiento descontrolado y a la erosión hídrica ante precipitaciones intensas (NSW Agriculture, 1998). El suelo debería ser el más firme posible para que los efluentes líquidos movilizados por la lluvia no infiltren. En primer lugar la infiltración provoca anegamientos y compromete el espacio disponible para el animal, dificulta el movimiento de los animales y expone a afecciones de patas y prepucio por estar en contacto con ese medio húmedo y sucio permanentemente. El anegamiento afecta además directamente al consumo y a la eficiencia de conversión. Los animales comerán menos y convertirán ineficientemente debido al gasto energético adicional de moverse en un medio anegado. En segundo lugar, la infiltración transporta nutrientes excretados y contamina las aguas subterráneas. La contaminación de napas por esta vía es el principal motivo de deterioro ambiental provocado por las instalaciones de alimentación de bovinos a corral (NSW Agriculture, 1998; Sweeten, 2000).
El piso del corral se construye generalmente de tierra bien compactada para reducir la permeabilidad al mínimo, idealmente a infiltración cero. Reutilizan equipos de alta compactación como rolos pata de cabra de alto peso específico. Un emparejado y nivelado previo puede ser necesario para evitar sectores quebrados o pozos que reduzcan el área del corral como que expongan a amontonamientos y golpes entre animales. Es fundamental que el suelo sea compactable, de baja permeabilidad y estable a los cambios de humedad.
Tampoco serían convenientes, las superficies demasiado duras como los pisos de cemento o muy endurecidos con piedra o tosca por sus efectos sobre el animal. Las superficies muy pedregosas resultan frecuentemente en patas lastimadas, heridas infectadas, problemas de articulaciones de las patas y limitaciones al movimiento (NSW Agriculture, 1998).
En casos con limitaciones severas por suelo muy suelto de tipo arenoso, rocoso o con alto contenido de arcillas inestables, sería conveniente remover los primeros 15 cm y aportar suelo franco mezclado con arcillas de mayor estabilidad a los cambios de humedad. Esta práctica resulta frecuentemente demasiado costosa y obliga a revisar el sitio o incluso la región.

4. Comederos
La ubicación, tamaño y forma de los comederos son responsables en gran parte del éxito en el engorde a corral. El espacio de frente de comedero destinado por animal es el primer condicionante del consumo y de la producción. El espacio de comedero a asignar por animal dependerá del tamaño de los animales, la naturaleza de la dieta (húmeda o seca), las condiciones de accesibilidad al comedero y factores climáticos, sin embargo, se considera que 30 cm de frente de comedero son suficientes, no limitantes de la productividad. Ese frente mínimo permite que entre el 65 al 75% de los animales tengan acceso simultáneo a los comederos (NSW Agriculture, 1998).
No sería necesario tener espacio para el 100% de los animales en forma simultánea, ya que no todos intentarán comer al mismo tiempo (a diferencia de la suplementación en pastoreo). Por motivos de higiene, protección del piso y de funcionalidad en la distribución es importante que los comederos estén sobre uno de los lados del corral y no dentro del mismo. Aunque ello imposibilita que ambos lados del comedero puedan ser utilizados por el animal y exige de una mayor longitud de comedero, los aspectos prácticos de la alimentación lo justifican.
Es necesario que los carros de alimentación, mixers o camiones de distribución alimenten de la forma más limpia posible, permanezcan siempre limpios y no sean expuestos a la contaminación con efluentes o excrementos, para evitar el traslado o transmisión de enfermedades, contaminaciones, o comprometer la palatabilidad del alimento. En planteos precarios o transitorios, donde se alimenta dentro de los corrales, el tractor y mixer han sido el principal factor de destrucción de piso, anegamientos y complicaciones en el acceso de los animales a los comederos, incluso responsables de accidentes con los animales o con los comederos (golpes, quebraduras de patas y costillas, etc.).
Los comederos deberían coincidir con el sector más alto del corral o al menos en un área donde no se corre riesgos de acumulación de agua y formación de barro.
En los casos en los que se levanta el centro de los corrales con lomas de tierra para aumentar el área seca en los corrales, debería asegurase que el agua fluya en la dirección opuesta a los comederos (NSW Agriculture, 1998).
Aunque la forma y material de los comederos variará mucho en función del costo, algunos elementos que aportan a la funcionalidad e higiene deben tenerse en cuenta. El comedero debe permitir un acceso fácil del animal a la comida y la recolección de la misma sin esfuerzo por parte del animal. Para ello es conveniente que el interior del comedero sea lo más liso posible, de caras internas redondeadas, sin ángulos que dificultan al animal la recolección del alimento o la limpieza rápida. En su exterior es deseable que sea de caras o lados rectos, Ello facilita la limpieza rápida hasta el suelo, evitando la acumulación de alimento y excrementos debajo del comedero o adherido a sus lados por dificultad de acceso. Esto ocurre con comederos demasiado convexos (más anchos arriba que abajo, de sección semicircular o apoyados sobre patas con áreas libres). Es preferible levantar el interior del comedero si se estima que quedará muy profundo, con mampostería. En los casos en que los costos obligan al uso de comederos del tipo bandeja, deberían despejarse del piso lo suficiente como para poder limpiar sin dificultad (NSW Agriculture, 1998).
Es conveniente compactar muy bien o proveer un piso de cemento o entoscado de al menos 3 m de ancho a la manera de
guardapolvo en todo el largo del frente de comedero. Ese sector será un área de alta presión y mucho movimiento de los animales acercándose y alejándose del comedero. En suelos comunes, frecuentemente arenosos en nuestra región, ese sector se erosiona rápidamente, se hace pozo y se anega si previamente no ha sido preparado (levantado, enriquecido con cementos o arcillas o entoscado) para soportar la acción de los animales. Esta vereda de cemento deberá permanecer limpia por lo que se sugiere una pendiente del 10% y un espesor de 10 a 15 cm, si se fabrica de cemento. En adición, sería conveniente construir un escalón de 10 a 15 cm de alto y 30 a 40 cm de ancho, a lo largo de todo el comedero, del lado del corral. Esta estructura desalienta a los animales a pararse paralelos al comedero por tiempos largos evitando el exceso de otros al comedero, como también a retroceder y apoyarse, rascarse, golpear o defecar sobre los comederos (NSW Agriculture, 1998).
El área de la calle en contacto con la cara externa del comedero debería permanecer bien limpia. Para ello la calle debe poder limpiarse con facilidad por lo que es conveniente que la cara exterior del comedero sea plana y vertical en 90º con respecto al suelo, caras apertura hacia fuera o redondas dejan áreas difíciles de limpiar contra el área de contacto del comedero con el suelo. El alimento que se acumula se descompone rápidamente y, además de ser un foco de putrefacción y desarrollo de enfermedades, genera olores indeseables que pueden alejar a los animales del comedero y afectar el consumo voluntario. Algunas experiencias proponen incluso como conveniente dar una pequeña inclinación hacia el corral a la pared exterior (pared que da a la calle de alimentación) para reducir la posibilidad de contacto con partes móviles de implementos de limpieza con la pared (NSW Agriculture, 1998).
Los comederos deberán llevar por encima una protección de hierro, madera o alambre que opere de cerco, eliminando la posibilidad de que los animales se metan en los comederos, que desperdicien el alimento y que salten por encima. No existen diseños fijos de protectores, los modernos se hacen de una sola línea de caño o dos de hierro dispuestas por sobre el comedero, del lado del corral o por sobre aproximadamente el centro del comedero a 40 o 50 cm (ajustable si fuera posible) de altura desde el borde interno del comedero. En el caso de doble línea de hierro podría instalarse en forma oblicua (corte transversal), quedando la línea inferior a 35 cm (en línea vertical desde en centro superior del comedero). Ello permite un mejor acceso del animal al alimento y previene el desaprovechamiento del alimento por cabeceo, pero exige de una mayor estructura. Es posible también la confección con alambre, reforzando la línea más baja con doble hilo de acero. Toda estructura deberá sostenerse de la pared del lado del corral y dejar la exterior (del lado de la calle) sin obstrucciones y limpia para repartir homogéneamente el alimento. En el caso de los comederos construidos en el mismo sitio, los postes podrán ser embutidos en la misma pared del comedero.
Estos postes sostendrán una estructura de material y forma variables, confeccionados muy simples con un solo caño, vigas de madera, alambre, cable de acero o hierro.
En las figuras se sugieren algunos diseños y formas, aunque cada sistema adoptará la que considere más práctica.
Debe, sin embargo, asegurarse que la barrera no imponga limitantes a la recolección y la deglución del alimento en ninguna categoría animal a utilizar (NSW Agriculture, 1998).

 


5. Bebederos
El libre acceso al agua limpia y fresca es fundamental para sostener un buen consumo y engorde. El consumo de agua depende de la categoría y tamaño del animal, la dieta y fundamentalmente de la humedad y temperatura ambiente. Se recomienda la instalación de dos bebederos separados dentro de cada corral (con capacidad para 200 a 250 animales).
No es conveniente utilizar bebederos muy profundos o de gran volumen. El agua retenida por mucho tiempo permanece generalmente más sucia, menos fresca. Los animales beben mejor de bebederos poco profundos con alto caudal que renueva rápidamente el agua disponible.
Adicionalmente, bebederos poco profundos son más fáciles de limpiar y sufren menos roturas. El frente de bebedero a disponer por animal es muy relativo al caudal y factores antes citados, pero se sugiere utilizar al menos 3 cm de bebedero por animal.
El diseño de la provisión de agua deberá tener capacidad para ofrecer con seguridad al menos 70 litros por animal y por día en verano y la mitad de ese volumen en invierno, para animales grandes (vacas o novillos en terminación). Frecuentemente se utiliza como referencia el valor de 7 litros por cada 50 kg de peso vivo. La reserva de agua y el caudal deberán preverse para ofrecer el agua demandada diariamente en un período no superior a 8 horas (período que generalmente se inicia con un alto consumo a la hora de ofrecido el alimento de la mañana.
En los sistemas que alimentan dos y tres veces por día, el consumo de agua sigue la curva de consumo de alimento, pero se destaca el consumo agua de la mañana luego del primer ofrecido de alimento (NSW Agriculture, 1998).
Además de servir a una mejor distribución de los animales en el corral reduciendo la presión sobre los comederos, el alejamiento del comedero evita que los animales lleguen a abrevar con mucho alimento en la boca y ensucien el agua.
Sería también conveniente que los bebederos tengan un drenaje de limpieza entubado subterráneo de alto caudal y conectado o desembocado en el sistema de drenaje de los corrales. Ello evitaría tirar agua en el mismo corral en el momento de lavado del bebedero, particularmente si se están limpiando con animales en mismo corral (NSW Agriculture, 1998).

6. Lomas en los corrales
Cuando las pendientes han sido previstas y la superficie corregida a pendientes entre el 2 y 6%, no se requieren lomas interiores para proveer a los animales de superficies secas y limpias. Sin embargo en corrales con muy poca pendiente (0 a 2 %) se debe recurrir a las lomas para mantener áreas drenadas. Estas lomas funcionan además de sistema rompevientos dada la rugosidad que imponen a todo el área de corrales del feedlot. Las lomas permanentes deben construirse con suelo susceptible de ser compactado y resistente a la tracción (NSW Agriculture, 1998; Sweeten et al., 1985).
Se sugiere que las lomas tengan un ancho de al menos 2 m, y una altura de 1 m en el área de la cresta. Sus lados no deberán ocupar todo el corral, sino construirse con una pendiente de 1 en 5. Deberá además tenerse en cuenta la exposición de las mismas con respecto al flujo de efluentes del corral para evitar generar obstáculos al drenaje del corral, evitar generar sectores críticos (como construcciones muy próximas a los lados del corral) que reduzcan el área útil del corral o sean de riesgo para los animales.
Debería además contemplarse la exposición para servir de reparo de los vientos predominantes.

7. Sombra
La sombra provee enfriamiento y alivio térmico en regiones donde las temperaturas exceden frecuentemente los 35ºC y la humedad ambiental es elevada.
Las temperaturas altas resultan generalmente en menor consumo de alimento.
Las razas de origen cebú toleran mejor las altas temperaturas. Por su parte, los animales con mayor grado de terminación (cobertura grasa) sufren fácilmente de stress térmico.
El grado de saturación y movimiento del aire son factores centrales en la eficiencia refrigerante de la sombra. El diseño de la sombra deberá permitir una remoción rápida y permanente del aire.
Debe tenerse en cuenta que la presencia de sombra es un factor de concentración de animales, heces y humedad. La disposición de la sombra deberá permitir una alta eficiencia en el uso de la misma, el alejamiento de los comederos en lo posible y también un secado del suelo. Áreas con sombra permanente son más húmedas y concentradoras de heces. Generalmente las sombras extendidas de norte a sur son más secas que las de este a oeste.
Se sugiere que el área de sombra a lograr debería ser de 1,5 a preferiblemente 4 m2 por animal, aunque ello depende de numerosos factores, principalmente del tipo y rigurosidad del calor y de la categoría animal (Church, 1989; NSW Agriculture, 1998).
Para evitar restringir el movimiento del aire y alcanzar proyecciones de sombra significativas se sugiere que las estructuras de sombra tengan al menos 4 m de altura y anchos de no mayores a los 12 m, con corredores de aire (áreas sin sombra) de al menos 15 m entre franjas. Los materiales de matriz tramada en plástico negro tipo “media sombra”, comunes en el mercado, son suficientes. Se sugiere utilizar los materiales con no más de 80% de cobertura en la matriz del material, los de mayor densidad tienden a retener agua y sufren roturas luego de una lluvia.
Es conveniente que la sombra se pueda recoger o retirar en los meses fríos para no limitar la exposición al sol.

8. Protecciones
Forestaciones en cercos próximos a los corrales proveen también de barreras al viento reduciendo la incidencia del viento
en climas fríos y lluviosos o muy ventosos o incluso como oferentes de sombra. Sin embargo, debe tenerse en cuenta la ubicación y las características de la masa arbórea. Los árboles de hoja permanente deben evitarse en las barreras al este y al norte, los de hoja caduca serían los indicados para esos sectores ya que voltean las hojas en invierno y no limitan el ingreso de energía solar en esa época. Los lados sur y suroeste y oeste pueden protegerse con árboles siempre verdes que representan una barrera permanente a los vientos del sur, fríos y frecuentes en invierno.
Las forestaciones se plantean como barrera cuando incorporan más de una línea de árboles. La separación entre estos dependerá mucho del tipo de árbol, pero desde el punto de vista práctico no deberían tener menos de 3 m entre árboles por las limitantes de la maquinaria para limpiar el área (malezas, ramas, etc.) o realizar trabajos culturales sobre los árboles. Otros aspectos a considerar en el distanciamiento son los relacionados con la competencia entre árboles y la altura a lograr. A densidades altas, las alturas pueden ser mayores pero es menor el desarrollo lateral de las plantas y su
resistencia. Por otro lado, cortinas muy densas pueden provocar una disminución excesiva del flujo de aire y ser motivo de incremento de temperatura, humedad, plagas y olores. Se sugiere que el grosor de la cortina no debería exceder 3 veces la altura de la misma. En la medida que la cortina crece en densidad y grosor la pared al viento es mayor, el movimiento de aire a través de la misma es menor y, aunque el ascenso de aire en la cara expuesta al viento es máximo, el descenso de la masa luego de pasada la cresta de árboles es muy rápido reduciéndose el tamaño del área protegida. El ancho de una cortina o cinturón de árboles no debería superar las 7 filas en un ancho de 45 m. La protección que se alcanza cubre aproximadamente entre 10 a 20 m desde la cara interna de la cortina. Las cortinas multi-específicas e incluso con arbustos permiten incrementar la efectividad rompe- vientos de la barrera (NSW Agriculture, 1998).
Adicionalmente, los bosques o plantaciones pueden proponerse para incrementar la evaporación de aguas y reducción del nivel de freática a través de la evapotranspiración de la masa arbórea en áreas con drenaje pobre o comprometidas con freáticas altas. Finalmente, las plantaciones en cortinas o en bosques permiten mejorar la imagen de todo el área por su efecto enriquecedor del paisaje.

9. Refugio
La protección cubierta o refugio no es frecuente en nuestro pais. En algunas regiones con mucha rigurosidad climática podrían ser consideradas. El refugio protege de inclemencias extremas como tormentas severas, nevadas, vientos muy fuertes o temperaturas muy altas y recurrentes.
. El refugio debe permitir entre 1 a 1,2 m2 por animal, debe estar abierto al norte o noreste y dimensionarse como para que la luz solar acceda hasta el fondo del mismo en el día más corto del invierno.
La altura debería ser de al menos 2,50 m en la parte posterior, por lo que la anterior será mayor y dependiente de la latitud y practicidad de la instalación.
La pared posterior debería tener ventanas de ventilación o aberturas permanentes para permitir la circulación del aire (NSW Agriculture, 1998) .

10. Materiales y construcción de los corrales
Los corrales pueden ser construidos con una gran variedad de materiales. En argentina se utiliza comúnmente el alambrado común para bovinos basado en alambre de acero, postes y varillas de madera o hierro, pero pueden utilizarse
caños, maderas o cables de acero. Debería evitarse la utilización de materiales agresivos al animal como el alambre de púas, hierros o maderas con aristas agudas o puntas que puedan provocar heridas.
Las estructuras de cable de acero son las que más resisten la presión permanente de los animales y requieren de escaso mantenimiento. Los cercos ciegos con barricadas de materiales diversos o empalizadas son poco frecuentes por su costo y por impedir el movimiento del aire y la ubicación de los animales de movimientos externos.
Los cercos entre corrales y la periferia pueden ser de 4 a 6 líneas de hierro, cable o tubo. Cuando se realizan de alambrado convencional, 6 líneas son comunes. La altura del cerco dependerá del tipo de animal, aunque frecuentemente se las encuentra de la altura del alambrado tradicional, sería conveniente sean de 1,40 a 1,50 m de alto para posibilitar el encierre de todo tipo de ganado bovino.
Se sugiere también que el hilo o línea inferior esté a 30 o 40 cm desde el nivel del piso para categorías grandes y entre 20 y 30 en categorías chicas. Cuanto más cerca del piso está la cerca, mayor es la dificultad de limpieza debajo de la misma y la posibilidad de romperla con máquinas.

11. Calles de alimentación
La ubicación de las calles de alimentación depende de la distribución de los corrales.
Por estas calles transita el alimento, son las denominadas “limpias” y deberían corresponderse con los sectores más altos del predio, con drenaje en un sentido (alejándose de las instalaciones de preparación de alimentos y de alto tránsito) y abovedadas para que no acumulen agua y barro. La calle de alimentación debería permitir el tránsito cómodo de dos transportes de alimento en sentido opuesto para ir y poder regresar por la misma sin verse obligado a transitar por calles sucias. El ancho frecuente es de al menos de 5 a 6 m.

12. Calles de los animales
Las calles por las que transitan los animales (o calles sucias) hacia los corrales de alimentación o viceversa son calles que se ubican sobre el lado opuesto a los comederos. Son más sucias, están expuestas al tránsito de los animales y sus excrementos. Están en áreas mas bajas y en ellas también coincide la estructura de recolección de los efluentes líquidos de los corrales. En ellas (a sus lados) deberían planearse los canales colectores del drenaje de los corrales en tránsito hacia una laguna de decantación. Deberían también ser abovedadas para que permanezcan secas y sequen rápido luego de una lluvia. En estas calles es muy importante el diseño de la pendiente general para evitar que se encharquen y aneguen.

En planteos de encierre que no han tenido en cuenta el flujo y manejo de escurrimientos y efluentes, frecuentemente se observan charcos o lagunas que inutilizan las calles e incluso avanzan sobre los corrales.

Debido a los movimientos frecuentes de los animales en un feedlot y a la alta concentración por unidad de superficie, si los traslados no se logran con tranquilidad y de forma fluida, el nerviosismo se generaliza y se expone todo el feedlot a trastornos del comportamiento, alteraciones de la rutina y finalmente a depresión o irregularidad en el consumo. El estrés
generalizado puede terminar en depresión inmunológica y en avance de enfermedades diversas. Es conveniente que estas calles sean lo suficientemente anchas para traslados cómodos pero también posibles de ser bloqueadas con las mismas tranqueras de acceso a los corrales.
Un ancho de al menos 3,5 a 4 m sería el indicado. Ello facilita los movimientos de hacienda sin exponer a escapes de animales y corridas no deseables. Tampoco es deseable tener que usar demasiadas personas para cerrar calles o cortar el ingreso de los animales a determinados lugares. Es preferible que esos bloqueos ocurran con tranqueras a las que los animales ya están habituados. Si fuera posible por la infraestructura y el tamaño de los grupos, sería conveniente que esos movimientos de animales los realice una sola persona y evitando en todo momento la presencia de perros (NSW Agriculture, 1998).

Aníbal J. Pordomingo