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Reciclado: habrá cambios en el sistema de campanas verdes

El gobierno porteño admitió problemas y trabaja en un rediseño; los recipientes suelen estar desbordados y sufrir daños; hay reclamos por los malos olores

En las 18 de un día hábil en Cuba al 2200, en el barrio porteño de Belgrano. El contenedor tipo campana verde ubicado en la esquina tiene su frente abierto, como si se tratara de una cirugía a corazón abierto. Desborda el material reciclable: cajas, botellas y telas se esparcen por la vereda y la calle, y una latita de gaseosa rueda hasta meterse debajo de la rueda de un automóvil.

Reciclado: habrá cambios en el sistema de campanas verdes



La escena se repite en varios puntos de la ciudad de Buenos Aires. El sistema por el cual las cooperativas de cartoneros debían vaciar esos recipientes no funciona. Los vecinos y los porteros se quejan por la suciedad. Y los funcionarios porteños han decidido rediseñar, una vez más, el plan para la recolección de los residuos secos.

"Estamos atravesando un proceso de ordenamiento de las campanas verdes; tenemos que hacer más eficiente la recolección. Creemos que dispondremos menos en los lugares donde hay mayor concentración de población y allí sólo habrá sistema puerta a puerta, es decir, que el vecino combine con las cooperativas para que retiren en mano los reciclables. En tanto, se repartirán más campanas en las zonas de densidad baja", indicó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la ciudad. El funcionario es consciente de que se trata del cuarto cambio para los vecinos, que siguen sin separar sus residuos.

"Es necesario rediseñar el mapa. Tenemos pensado acordar con las comunas, en un plazo de entre 90 y 120 días, los lugares en donde son necesarios estos contenedores y aquellos en los que no. La Ciudad ha desarrollado otros dos modos de recolección que funcionan: los puntos verdes para acercar los residuos en parques y plazas, y el retiro que hacen las cooperativas en cada edificio, con cada encargado. Perfeccionaremos el uso de la campana verde", agregó Macchiavelli, e indicó que, por el momento, no se sumarán más recipientes a los 1894 que ya hay instalados.

Hace cuatro años se creó un circuito formal de recuperación de basura. El sistema está integrado por 12 cooperativas que trabajan en toda la ciudad y son responsables de recuperar tanto el material depositado en las campanas verdes como el que fue separado en los domicilios de la zona donde trabajan. El gobierno porteño asegura a los cartoneros un sueldo básico de 4500 pesos. Y consiguen un plus con la venta del material. En promedio, se llevan unos $ 6000. Hacer funcionar el esquema, con la compra de maquinaria y la construcción de los centros verdes de reciclado, demandó una inversión de $ 600 millones en los últimos dos años, según cifras oficiales.

La inclusión de contenedores diferenciados (unos para basura orgánica y otros para desechos secos) comenzó en la Capital durante el gobierno de Jorge Telerman, en 2006. Una década después, la separación de residuos no es un hábito generalizado entre los porteños. Pero no toda la culpa es de los vecinos. En esta década hubo por lo menos 10 planes lanzados desde la gestión macrista que no dieron buenos resultados. Contenedores con tapa negra y naranja o negra y verde; recipientes negros y otros verdes; antivandálicos; más grandes, más chicos; con forma de campana. Pero no funcionaron.

"Tenemos que hacer que funcione. Hay lugares de Palermo donde la campana se utiliza bien, por ejemplo, la zona de la cooperativa El Ceibo. Ahí hay una logística que se cumple", señaló Macchiavelli.

No obstante, persisten las irregularidades. Ayer, sobre Julián Álvarez, casi esquina Cabrera, había más residuos fuera del contenedor que adentro. A los vecinos no parecía sorprenderles la escena. "Suele acumularse basura. Por momentos se siente el mal olor", se quejó Nicolás. Son mayoría los porteños que dan testimonio del fracaso de la operatoria (ver aparte).

Este año debe llamarse a una nueva licitación para las cooperativas, ya que vence el contrato vigente. El presupuesto que tiene el circuito para funcionar durante 2016 es de $ 675 millones de pesos, $ 125 millones menos que el año pasado. "Creemos que en agosto nos quedaremos sin presupuesto", dijo a LA NACION Alicia Montoya, la responsable de la cooperativa El Álamo.

Un esquema cuestionado

Hace cuatro años se estableció un circuito formal de trabajo para los cartoneros

Reciclado: habrá cambios en el sistema de campanas verdes

 

La Nación
Lunes 21 de Marzo de 2016

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