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Cumbre del Clima: que no se repita la historia de 1999
Tribuna.Mariana Conte Grand
Estamos a pocas semanas de la Cumbre del Clima de París (la 21º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas). El mundo espera llegar en la COP21 a un nuevo acuerdo universal sobre el clima, ya que en 2012 terminó la vigencia del Protocolo de Kioto pero los impactos negativos del cambio climático siguen su curso.
Argentina ha tenido una historia pendular con respecto a las negociaciones internacionales referidas a las emisiones de gases de efecto invernadero. Pasó de ser el único país en desarrollo a diseñar compromisos de reducción de emisiones (1999), a ser una nación que presentó acciones de mitigación (2007) sin cuantificar cuántas reducciones significaban. Mientras esto último ocurría, Chile o Brasil detallaban cuánto reducirían las emisiones con sus políticas.
En este momento el país está más preparado para contribuir con el clima mundial. De hecho, acaba de anunciar esta semana su Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional (así se denominan las metas voluntarias en preparación al Acuerdo de París). Hoy Argentina tiene políticas concretas, cuya reducción de emisiones están debidamente cuantificadas, lo cual es condición sine qua non para el diseño de cualquier meta de reducción de emisiones.
Pero, lo que no cambia es lo político. Estamos en ese sentido en la misma situación que en 1999. Vamos a llegar igual a la COP21 de París que como que llegamos a la COP5 de Bonn. En aquella oportunidad, Fernando de la Rúa había ganando las elecciones presidenciales el 24 de octubre y la COP comenzó el 25 de octubre. Esto significó que viajara a dicha reunión el equipo que había diseñado durante un año una meta de reducción de emisiones ligada al PBI (algo revolucionario para la época), junto con autoridades del nuevo gobierno que asumirían en áreas ligadas a lo ambiental. La meta nació muerta. El nuevo gobierno expresó en Bonn que no avalaría lo que presentaba allí la administración saliente. La historia tiene chances de repetirse en París. Si hay ballotage, el 22 de noviembre se sabrá quién es el nuevo presidente y la Cumbre del Clima comienza el 30 de noviembre.
Lo mejor para Argentina sería que el gobierno saliente someta su Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional (INDC) a consideración de los equipos de los principales candidatos a presidente. Así, ésta sería resultado de un consenso entre todo el espectro político y se evitaría repetir la historia.
Mariana Conte Grand es economista de UCEMA.
Clarín
Sábado 3 de Octubre de 2015